Automatización

Aunque es posible abrir el toldo manualmente, cada vez más se recomienda optar por un automatismo por razones de confort y de ahorro de energía.

Automatismo o manivela

La manivela (1) es ciertamente el modo más económico para abrir y extender un toldo. Sin embrago, aunque es simple usarla con toldos de pequeñas dimensiones (inferior a 4 metros de largo), no está adaptada verdaderamente a las dimensiones más grandes. Y todavía menos cuando debe abrir varios toldos al mismo tiempo en una misma fachada.

Para conservar el herraje se recomienda abrir el toldo lentamente y sin movimientos bruscos. El automatismo responde mejor a esta espera que la manivela y garantiza una mayor longevidad a su toldo exterior. 

Un toldo motorizado le aporta igualmente un confort en el uso inigualable y sobre todo le permite ahorrar la consiguiente energía. Gracias a las distintas formas de automatismos, optimiza el uso de su protección solar para mantener una temperatura ambiental y una luminosidad en su habitación sin importar el tiempo y la hora, sin poner en funcionamiento el sistema de climatización.

El mercado propone varios tipos de automatismos:

Las instalaciones con tiro (2) de cuerda funcionan con interruptores colocados en la pared al lado de sus instalaciones. Muy prácticas y más económicas que otros modelos, precisan más trabajo (agujerear las paredes, empalmes, ?).

Las soluciones de radio (3) tecnología le permitirán centralizar las acciones en sus toldos con un simple mando a distancia. Los últimos modelos han sido altamente diseñados y pueden ocuparse de varios toldos, incluso otros elementos de su vivienda (iluminación, persianas, ?). El mando a distancia es muy práctico, ya que le otorga una gran libertad de movimiento y limita el trabajo (ideal para los proyectos de reforma).

Los sensores solares (4) pueden dirigir sus toldos desde la aparición de los primeros rayos de sol. Los últimos modelos propuestos son totalmente autónomos en consumo eléctrico gracias a la tecnología solar. De este modo, pueden instalarse por toda la fachada, sin ser obligada la distancia con respecto a los toldos. Por lo que se opta por una protección solar óptima. 

El anemómetro (5) interactúa con su toldo desde que comienza a soplar el viento. A partir de un cierto umbral, su herraje se cierra automáticamente y así evita que el viento rompa la lona o deteriore el equipo. 

El sensor de lluvia (6) ordena a su toldo que se cierre desde que aparecen las primeras gotas de lluvia. De este modo, la lona no se humedece y se conserva por más tiempo.

Por último, la regulación horaria (7) le permite indicar la hora en las que desea que su toldo se abra y se cierre para un mayor confort. 

Por supuesto es posible combinar varias de estas soluciones en una misma instalación para un mayor confort, seguridad (conservación del material a lo largo del tiempo contra la lluvia y el viento) y para una mayor protección solar y, por tanto, ahorro de energía.